Haizeola

Mucho antes de que se empleara la energía del agua para la elaboración del hierro, los productos realizados con este material eran ya habituales. Esto supone que existía un sistema de producción establecido, capaz de responder a las demandas creadas por la sociedad. En este sentido, la arqueología aporta datos de interés sobre los hornos que precedieron a las ferrerías hidráulicas. Las investigaciones realizadas indican que eran hornos de pequeñas dimensiones, de unos 60 cm de ancho y 1,5 de altura. La base se excavaba en el terreno natural y las paredes se levantaban con arcilla. Parece que la inyección de aire se obtenía por fuelles accionados manualmente, aunque también existen teorías que plantean la posibilidad del empleo de ventilación natural, aprovechando los vientos dominantes. Se situaban junto a zonas mineras de donde extraían materia prima de buena calidad. Calcinado y molido, introducían el mineral de hierro junto con el carbón vegetal o madera en el horno circular. Eran las llamadas haizeolas o ferrerías de omes, ya que la energía utilizada procedía exclusivamente de la fuerza humana. Según la tradición popular los legendarios gentiles eran quienes se encargaban de estas prácticas.

Reconstrucción experimental de un horno tipo haizeola,  Plas Tan y Bwlch (Gales, 1997) Prospecciones de zepadis en Salobieta, Otaño (Legazpi, 1993) Zepadis de Otaño (Legazpi, 1993)

No se conoce con exactitud cuando empezaron a utilizarse pero sabemos, sin embargo, que para el siglo XIV desaparecieron. Un novedoso sistema las había sustituido: las ferrerías hidráulicas.



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