El agua: elemento indispensable para el funcionamiento de la ferrería. Almacenar este recurso se convirtió en una prioridad para los ferrones. Idearon y construyeron un complejo sistema para contener, dirigir y guardar el aporte de los ríos. El trayecto comenzaba aguas arriba de la ferrería, donde en ocasiones se levantaba una presa -un muro de piedra o una estructura de madera- que contenía y almacenaba el agua; y otras veces un pequeño obstáculo, un azud, suficiente para desviar el caudal y dirigirlo a la ferrería por medio de canales. Cuando el aporte de agua era escaso, se creaba una red de canales que se abastecían de diferentes cursos de agua.
Si hasta el siglo XVI, en el sector de las grandes presas, dominaban las de gravedad de madera, desde esa fecha y hasta el siglo XVIII la solución más utilizada fue la de las presas de gravedad de piedra. El material cambió, pero los aspectos básicos de diseño siguieron siendo los mismos hasta que Villareal de Berriz planteó un nuevo modelo que se extendió con rapidez por su buen comportamiento: la presa de arco con estribos. El paso del tiempo ha demostrado que la construcción de presas de piedra, aunque suponía una inversión inicial mayor, una vez consolidada apenas creaba gastos de mantenimiento. Un dato significativo es que conservamos gran cantidad de presas de piedra pero que, hasta la fecha, sólo se conocen cinco casos de construcciones de madera en Gipuzkoa. Un verdadero tesoro patrimonial.