Fuelles

La inyección de aire en el horno tenía que ser constante. Su función: aumentar la temperatura del interior del horno hasta alcanzar los 1250ºC, temperatura necesaria para llevar a cabo reducción del mineral. Para ello, se valían de fuelles o barquines, unos soplantes que generalmente solían ser de cuero; si bien es verdad, que a finales del siglo XVIII se llevaron a cabo unas prácticas experimentales para probar el coste, la producción y el trabajo de mantenimiento que suponían los fuelles de madera.

Esquema del mazo y fuelles de una ferrería. Diseño realizado por Txomin Ugalde.
Pulsar sobre la imagen para ampliar

Cuando estos instrumentos se plegaban, expulsaban el aire que contenían en su interior, introduciéndolo en el horno. Pero era necesario que el fuelle volviera a abrirse para recuperar el aire perdido y esto creaba tiempos muertos. Para evitarlo se colocaba un segundo fuelle para que, al ser comprimidos alternativamente, se asegurara un flujo continuo de aire. Estos fuelles se accionaban a través del huso menor o barquinero, un eje que se insertaba en la rueda hidráulica y que contaba con dos juegos de levas que, al girar, presionaban directamente la cola de los fuelles. Existía, a su vez, otro sistema para transmitir el movimiento a los barquines: el pujoi makur, una pieza con forma de biela, situada en el centro del eje y que transforma el movimiento circular en rectilíneo. Los fuelles eran los pulmones de la ferrería.

Fuelles de la ferrería de Agorregi Fuelles de la ferrería de Mirandaola



Arkeolan
c/ Francisco de Gainza nº4 - 20302 IRUN (Gipuzkoa)
Tel.: +34 943 63 81 18 - arkeolan@arkeolan.com
Arkeolan, Centro de Estudios e Investigaciones Histórico-Arqueológicas Diputación Foral de Gipuzkoa